El típico drama del siglo de oro que establece la igualdad en el terreno del honor del villano y del noble, y la licitud
de que aquél busque la reparación cuando atenten contra él superiores, cobra aquí excepcionalmente una dimensión épica, al tratarse de un agravio colectivo, el cual es vengado y reivindicado de manera también colectiva por todo el pueblo de Fuenteovejuna.
En la aldea cordobesa de Fuenteovejuna, en tiempos de los Reyes Católicos, vive el comendador Fernán Gómez de Guzman que con su concepto tiránico del poder abusa constantemente de sus vasallos, vejándoles de cien maneras y persiguiendo a casadas y solteras para "gozarlas" y en algún caso, dejar luego que las prueben también sus criados. De esa forma asalta a Jacinta, uno de los personajes del drama, a la que de nada sirve protestas y apelar a su honor y a la justicia divina. Por querer defenderla también Mengo, el gracioso del drama, se lleva una buena tanda de azotes. El comendador además, no cesa de pretender y de hacer ofertas mediante sus criados a la hija del alcalde, Laurencia, de quien está enamorado el labrador Frondoso. Éste una vez tiene que salir en defensa de la moza y comete el atrevimiento de quitarle su ballesta al caballero y blandirla en su defensa. Frondoso pasa a engrosar la lista negra del comendador.
El acoso del comendador a Laurencia continua. La rapta y trata de forzarla, pero se le escabulle y acude a pedir auxilio a los hombres de Fuenteovejuna, apelando a su hombría. Es el momento en el que el drama estalla y se convierte en la rebelión épica que ha entusiasmado a lectores y gentes de teatro de todo el mundo. Una furisa apelación de Laurencia al valor de sus vecinos encienda a los fuenteovejunenses. Primero, el alcalde Esteban, padre de Laurencia, y luego todos los demás, toman "espadas, lanzones, ballestas, chuzos y palos", y con gritos de fidelidad al rey y de odio a los "tiranos traidores". Matan al comendador y lanzan su cuerpo por el balcón para que debajo las mujeres lo recojan con lanzas y le corten la cabeza.
Los Reyes, alertados por uno de los criados del comendador, que ha conseguido huir, envían a un juez a la villa para que castigue a los culpables. El pueblo entero se juramenta en no destacar a ningún culpable, y así, a pesar de las torturas a que son sometidos, hombres, mujeres y ni os responden que el criminal ha sido "Fuenteovejuna".
Desalentado por la resistencia y la unidad de los aldeanos, el juez se dispone a arrasar todo el pueblo cuando aparece el rey y se informa sobre el caso y queda convencido de la razón de Fuenteovejuna: aunque fue grave el delito -dice- por fuerza ha de perdonarse.
Clic aquí para descargar-peso 428 Kb-formato DOC
----------------------------En la aldea cordobesa de Fuenteovejuna, en tiempos de los Reyes Católicos, vive el comendador Fernán Gómez de Guzman que con su concepto tiránico del poder abusa constantemente de sus vasallos, vejándoles de cien maneras y persiguiendo a casadas y solteras para "gozarlas" y en algún caso, dejar luego que las prueben también sus criados. De esa forma asalta a Jacinta, uno de los personajes del drama, a la que de nada sirve protestas y apelar a su honor y a la justicia divina. Por querer defenderla también Mengo, el gracioso del drama, se lleva una buena tanda de azotes. El comendador además, no cesa de pretender y de hacer ofertas mediante sus criados a la hija del alcalde, Laurencia, de quien está enamorado el labrador Frondoso. Éste una vez tiene que salir en defensa de la moza y comete el atrevimiento de quitarle su ballesta al caballero y blandirla en su defensa. Frondoso pasa a engrosar la lista negra del comendador.
El acoso del comendador a Laurencia continua. La rapta y trata de forzarla, pero se le escabulle y acude a pedir auxilio a los hombres de Fuenteovejuna, apelando a su hombría. Es el momento en el que el drama estalla y se convierte en la rebelión épica que ha entusiasmado a lectores y gentes de teatro de todo el mundo. Una furisa apelación de Laurencia al valor de sus vecinos encienda a los fuenteovejunenses. Primero, el alcalde Esteban, padre de Laurencia, y luego todos los demás, toman "espadas, lanzones, ballestas, chuzos y palos", y con gritos de fidelidad al rey y de odio a los "tiranos traidores". Matan al comendador y lanzan su cuerpo por el balcón para que debajo las mujeres lo recojan con lanzas y le corten la cabeza.
Los Reyes, alertados por uno de los criados del comendador, que ha conseguido huir, envían a un juez a la villa para que castigue a los culpables. El pueblo entero se juramenta en no destacar a ningún culpable, y así, a pesar de las torturas a que son sometidos, hombres, mujeres y ni os responden que el criminal ha sido "Fuenteovejuna".
Desalentado por la resistencia y la unidad de los aldeanos, el juez se dispone a arrasar todo el pueblo cuando aparece el rey y se informa sobre el caso y queda convencido de la razón de Fuenteovejuna: aunque fue grave el delito -dice- por fuerza ha de perdonarse.
Clic aquí para descargar-peso 428 Kb-formato DOC
Libros Electrónicos, Digitales y Ebooks en Descarga Gratis al ser de Dominio Público o cuyo Autor permite su Dristribución Gratuita.
0 comentarios:
Publicar un comentario